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NO VOLVERE A CONFIAR EN LA CAIXA

LA CAIXA
AVD. DIAGONAL, 621-629 - SAN ILDEFONSO - Segovia


  Con fecha del 2 de enero del 1999 se efectuó la compra de un producto financiero, llamado cédulas hipotecarias, con un importe de ocho mil euros. El producto en cuestión, así fue vendido en su momento, decía “…rentabilidad superior a un plazo fijo, importe total asegurado, disponibilidad total en cualquier momento,…..”. Hasta que llego el día de disponer de nuestros ahorros, por lo que se realizo la venta de dichas cédulas con fecha del 18 de enero del 2010.
  Pasaron los meses y nuestros ahorros de este producto seguían igual, es decir, no habían sido colocadas aún en el mercado, por lo que no disponíamos de ese dinero. La solución de la Caja, fue en principio, la opción menos mala, realizarnos un descuento a cuenta por ese importe y sin gasto de ningún tipo.
  En principio aceptamos esta opción, ya que, necesitábamos nuestros ahorros, para efectuar una liquidez.
  Hasta este punto, la Caja y yo siempre hemos estado de acuerdo en todas la decisiones que han sido tomas en relación - cliente y Caja -
   La perdida de la confianza depositada en ustedes, se produce el día 22 de febrero de este mismo año, un año y un mes después de realizar la venta de las cédulas, cuando se me comunica desde la sucursal, que las diferentes prórrogas de descuento del producto financiero, tres en cuestión, finalizaban y se había tomado la decisión desde Dirección general de La Caixa que a partir del 25 de febrero se asumía por parte de los clientes un préstamo personal por el mismo importe de las cédulas hipotecarias, es decir ocho mil euros, sin gastos de apertura, sin gastos cancelación, etc,…pero si de intereses y contratiempos e inconvenientes ( tiempo, horas de trabajo, desplazamientos, etc….)
   Este hecho, supuso una sorpresa nada grata para los intereses de nuestra familia, y me explico, entendemos que no debemos asumir en primer lugar una deuda que no hemos solicitado y en segundo lugar, cuando adquirimos en su momento este producto tan interesante, no nos podíamos ni imaginar que tuviéramos que firmar ante notario un préstamo personal por el mismo importe que el valor de las cédulas hipotecarias, es decir, unos ahorros nuestros, que en su día confiamos una vez más en su Caja.