Viernes 21 de diciembre: sin línea telefónica ni ADSL, contratadas en su día con Ya.com, hoy Orange. Jueves 27 de diciembre: la situación persiste. En el ínterin, ni una sola gestión de la compañía para informar de la incidencia. El abonado se ve obligado a llamar una y otra vez al teléfono de atención al cliente, no precisamente gratuito, para saber por qué se ha interrumpido el servicio y cuándo se reanudará. Tras minutos de exasperante espera, una vaga y socorrida explicación: 'una caída en la central'. A partir de aquí, todo oscuridad: ningún remedio, ni plazo previsible, ni e-mail alguno al que remitir una reclamación formal. Ahora ya ni siquiera contestan, una máquina te dice que 'están trabajando en tu incidencia'.
  
  Tal es el desolador panorama de indefensión e impotencia en el que se sume diariamente al consumidor por parte de una operadora indiferente e inoperante ante una incidencia que, con los días, ha pasado a ser ya una reincidencia sin visos de solución. Sólo queda por saber si tendrá su reflejo en la factura de este mes o quedará obviada del mismo modo que se ignora al propio cliente.