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IBERIA - tomadura de pelo y estafa

Iberia
Madrid - Barajas - Madrid


  Mi queja va dirigida a IBERIA.
  Esdudio en Madrid y siempre viajo para pasar las vacaciones a La Palma, una isla canaria no capitalina. Esto básicamente quiere decir que llegar hasta allí, aunque sea territorio español, puede llegar a ser más caro que ir a Nueva York.
  Pues bien, en una ocasión, me sucedió lo siguiente: llegué al aeropuerto de Barajas, hice el 'auto-check-in' y me fui a la cola a entregar el equipaje. Una vez allí, me dijeron que éste tenía exceso de peso, que sacara algo de la maleta y volviera. Hice lo que me dijeron pero al acercarme otra vez al mostrador, la empleada de Iberia me dijo que no podía saltarme la cola, que volviera a hacerla. Hice lo que me dijo y, por tanto, cuando volvió a ser mi turno, la señora me dijo que el vuelo estaba cerrado, que me comprara otro billete.
  Yo ya tenía tarjeta de embarque y no sabía que podía pasar el control y plantarme en el avión con mi equipaje. Me siento tonta al contarlo, porque siento que tenía que haberme puesto a gritar como una energúmena. Pero no soy así, y por eso me pasan estas cosas. Así que no me quedó más remedio que llamar a mi padre (soy estudiante) para que me comprara otro billete de avión para el siguiente vuelo, con el importante desembolso de dinero que ello implicaba.
  Lo peor de todo, es que había amigos míos en aquel avión que perdí y me contaron que tuvieron retraso porque estaban esperando por mí, tuvieron que comprobar que mi maleta no estaba entre el equipaje facturado ya que yo no me presentaba, etc.
  No sé si a la señora que me atendió en el mostrador de facturación le darían bonificación por tratar mal y aprovecharse de los pasajeros más ingenuos, dejándoles en tierra y obligándoles a comprar otro billete. Lo que si sé es que, aunque hasta aquel momento siempre viajaba con Iberia (incluso tengo tarjeta Iberia Plus, aunque no sirva de mucho), desde entonces intento hacerlo con otras compañías, aunque no hay muchas opciones. Quizá parezca una tontería, nunca lo había pasado tan mal en un aeropuerto como aquel día, porque me sentía estafada. Por supuesto, puse una queja al llegar a La Palma y, también por supuesto, no sirvió de nada.