Hace un mes fuí invitado a abrir una cuenta con DHL para mi negocio.
  EL primer envío fué bien. EL segundo me lo cobraron en mano a precio tarifa, en vez de cobrarmelo por banco con el descuento.
  Al cabo de 22 días me reintegraron el importe cobrado erróneamente, sin siquiera pedirme disculpas por ello.
  El tercero fué peor: Realicé un envío asegurado a todo riesgo por un valor de reembolso de 2.088€.
  Al comprobar que pasadas las 48 horas no me transferían el dinero, empezaron las llamadas.
  Después de muchos días, ellos llegaron a la conclusión de que habían entregado el paquete sin cobrar el reembolso.
  Intentaron cobrar al cliente y este le dijo que él ya me había pagado a mí.
  Solución tomada por DHL: La callada por respuesta y no pagarme los 2.088€ que me pertenecen.
  Para gestionar la recogida primero hablé con un comercial, él mismo pasó mi llamada a una operadora que tomó nota de todos los datos
  y previamente se escuchó un locución que decía que posiblemente se gravaría la conversación para garantizar el servicio.
  Cuando vino el courrier le indiqué que consignara la cantidad a reembolsar en el albarán y así lo hizo.
  Por último con un rotulador de los gordos puse en la caja 'CONTRA REEMBOLSO'.
  Pues nada, que estos pájaros se han quedado con mis 2.088€ que para mí son una pasta gansa y se han echo los Suecos.
  Por toda solución dicen que el cliente afirma haberme pagado, lógico por otra parte, que va a decir el hombre, el firma el albarán paga los 80 € de portes y a correr.
  Mi negocio se basa en clientes de internet y no nos queda otra forma de cobro que el reembolso, ya que desconocemos la identidad del cliente, o podría ser ficticia incluso.
  Es una verguenza, en 30 años trabajando con empresas de transportes nunca he visto nada parecido. He recibido miles de paquetes contra reembolso y si no sueltas el dinero el paquete no pasa de tu puerta.
  Tengo todo documentado, albaranes, e-mail diciendo que ya han cobrado pero que aún no han hecho la transferencia, etc, pero no estoy dispuesto a gastarme otros dos mil euros en abogados, claro está.